sábado, 20 de julio de 2013

EN EL 95 CUMPLEAÑOS DE NELSON ROLIHLAHLA MANDELA

Por: José Eulícer Mosquera Rentería.


Político revolucionario sudafricano, nació en Umtata, Transkei, hoy Mvezo, Sudáfrica, el 18 de julio de 1918.  
Cónyuges: Graça Machel, desde 1998 hasta la fecha; Winnie Madikizela, 1958–1996; Evelyn Mase 1944–1958.

Renunciando a su derecho hereditario a ser jefe de una tribu xhosa, Nelson Mandela se hizo abogado en 1942. En 1944 ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. Mandela fue uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del ANC; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista  

En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, heredero de la ideología fascista de Hitler, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid, o de separación por odios a los blancos de los negros. Bajo la inspiración de Gandhi, el ANC propugnaba métodos de lucha no violentos, la Liga de la Juventud presidida por Mandela, entre 1951 y 1952 organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas.

En 1952 Mandela pasó a presidir el CNA del Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; se había convertido en el líder de hecho del movimiento. La represión produjo 8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo. Allí estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica.

En 1955, cumplida su condena, reapareció en público, promoviendo la aprobación de la “Carta de la Libertad”, que se convertiría en el programa de gobierno y plataforma de lucha del CNA, que de inmediato recibió el respaldo del Congreso Indio Sudafricano, El Congreso de Sindicatos Sudafricanos y el Congreso de los Demócratas-Blancos-, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza, y Cuyo encabezado dice: “Nosotros, el pueblo de Sudáfrica, proclamamos a todo nuestro país y al mundo que Sudáfrica pertenece a todos los que viven en ella, negros y blancos, y que ningún gobierno puede reivindicar ningún poder si éste no está basado en la voluntad del pueblo. Todos los grupos nacionales tienen igualdad de derechos. La tierra será repartida entre quienes la trabajan… Las minas, bancos e industrias pesadas serán propiedad del pueblo en su conjunto.”

El endurecimiento del régimen racista llegó a su culminación en 1956, con el plan del gobierno de crear siete reservas o bantustanes, territorios marginales supuestamente independientes, en los que se confinaba a la mayoría negra. El CNA respondió con manifestaciones y boicoteos, que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961.
Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes, en 1960. A la matanza siguió la declaratoria del estado de emergencia por parte del gobierno, en virtud del cual arrestó a los líderes de la oposición negra. En esta oportunidad Mandela permaneció detenido varios meses sin juicio.

Aquellos hechos terminaron de convencer a los líderes del CNA de la imposibilidad de seguir luchando por métodos no violentos, que no debilitaban al régimen y que provocaban una represión igualmente sangrienta. En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana; y se encargó de dirigir el brazo armado del CNA, bautizado “Lanza de la Nación”. Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, procurando no atentar contra vidas humanas.

En 1962 viajó por diferentes países africanos buscando fondos, capacitándose militarmente y procurando la solidaridad con la causa sudafricana. Pero a su regreso fue nuevamente detenido y condenado a cinco años de cárcel, posteriormente, en 1964, esta condena se transformó en cadena perpetua; y en su homenaje fue elegido presidente del CNA.

Mandela y su organización política, el Congreso Nacional Africano, CNA, denunciaban ante el mundo permanentemente la injerencia de los gobiernos de Estados Unidos y su central de inteligencia, CIA, en los asuntos de los países africanos, a favor de las fuerzas del colonialismo, el capitalismo y el imperialismo occidental, y en contra de los procesos libertarios de los pueblos africanos. Tal como en los siguientes casos:
-El derrocamiento del gobierno democrático del Congo y asesinato de Patricio Lumumba, en 1961, propiciando su posterior invasión por Sudáfrica, Rodhesia, Alemania Occidental y mercenarios anticomunistas cubanos;
-En el derrocamiento del doctor Kwame Nkrumah y la instauración de una dictadura militar en Ghana, en 1966;
-El apoyo a los secesionistas de Biafra que pretendían dividir a la República Federal de Nigeria, entre 1967 y 1969, inclusive enviando tropas mercenarias como refuerzos;
-Su ayuda en el derrocamiento del gobierno de Modibo Keita en Mali, en 1968;
-Su enorme ayuda a las organizaciones militares FNLA y UNITA que pretendían derrocar al gobierno democrático y revolucionario del MPLA y Agostino Neto en Angola, desde 1975 hasta la Batalla de Cuito Cuanavale, desarrollada entre diciembre de 1987 y marzo de 1988, donde además de estas organizaciones armadas, fueron derrotadas definitivamente las fuerzas sudafricanas que habían invadido Angola y significó en lo inmediato la liberación total del territorio angolano y condujo a la independencia de Namibia. Hazaña lograda por los combatientes angolanos y namibios que contaron con la invaluable ayuda del pueblo cubano y sus Fuerzas Armadas;
-Su apoyo a mercenarios-contrarrevolucionarios sudafricanos en su invasión y desestabilización de Mozambique y Zimbabwe, en los años de 1980;  
-Su participación en el atentado contra el avión donde viajaba Samora Machel, donde murió con todos los demás ocupantes, en 1986; y
-En los numerosos atentados contra Gadafi y su familia, donde murieron algunos de sus miembros y otras personas libias inocentes. Entre otros

Durante sus 27 años de prisión fue mantenido en condiciones muy difíciles y el Gobierno Sudafricano rechazó todas las peticiones de libertad, pero Mandela se mantuvo firme en sus ideales, lo que llevó a que se convirtiera en figura legendaria, símbolo de la lucha contra el apartheid, por la libertad, la dignidad humana y la justicia social, tanto en su país como en el mundo.

En 1983 bajo el liderazgo del CNA, con el respaldo total de Mandela, y su alianza con el Partido Comunista Sudafricano, liderado por el sudafricano de origen lituano, Joe Slovo, se creó el Frente Democrático Unido que agrupó a mas de 700 organizaciones barriales, sindicales, estudiantiles, religiosas, juveniles y representativas de diferentes grupos étnicos y nacionales, que contaban con más de un millón de militantes. Con el cual se realizaron las más contundentes acciones contra el régimen del apartheid y sus políticas antidemocráticas, dejándolo maltrecho y muy mal parado ante la opinión nacional e internacional, y preparó el camino para la liberación de Mandela.

Ante este hecho, el Gobierno Sudafricano en 1984 intentó acabar con el mito en que se había convertido Mandela, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes, renunciando públicamente a los métodos radicales de lucha contra el régimen. Ofrecimiento que él rechazó en forma tajante.

Durante los años de su prisión, su entonces esposa, Winnie, se constituyó en símbolo de la continuidad de la lucha, alcanzando un alto reconocimiento dentro del CNA.

En 1989 el entonces presidente Botha sufrió un derrame cerebral y fue sustituido por Frederick Willem De Klerk, quien en 1990 finalmente se vio precisado a ceder ante la valentía de Mandela y su pueblo, y la presión de la comunidad internacional, abriendo el camino para el desmonte de la segregación y el odioso régimen del apartheid.
En este orden, fue liberado Mandela en 1990, convirtiéndose a su vez en el principal interlocutor para el desarrollo de un proceso de negociación que condujera a la democratización del país. Por lo cual Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de Paz en 1993.
Durante los años de su prisión, su entonces esposa Winnie se constituyó en símbolo de la continuidad de la lucha, alcanzando un alto reconocimiento dentro del CNA.

En las elecciones de 1994, Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica y a partir de su posesión puso en práctica  una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente, al tiempo que se esforzó por motivar hacia la inclusión y  la participación democrática al partido de mayoría zulú In khata.

Al terminar su mandato presidencial en 1999, Mandela sorpresivamente decide abandonar la vida política para que otros miembros de su partido tengan la posibilidad de aspirar y llegar a la Presidencia de Sudáfrica.

A comienzos de marzo de 2013 se le realizó una operación quirúrgica con éxito, pero el 8 de junio de 2013 fue hospitalizado en Pretoria en estado grave por una infección pulmonar. Después de cuatro días se informó de que su estado se había estabilizado, estando en un "estado grave, pero estable". Según afirmación de Mac Maharaj, portavoz de la Presidencia de Sudáfrica, en un comunicado del 05-07-2013, el estado del ex presidente Nelson Mandela, que todavía está en un hospital en Pretoria, ha pasado a ser crítico.

Consecuente con su ideología del socialismo africano, nacionalista, antirracista y antiimperialista, Mandela pactó con la clase capitalista sudafricana el desmonte inmediato del régimen de apartheid y un proceso gradual de participación de los trabajadores y de las comunidades en la propiedad de las empresas, a través de cooperativas o empresas asociativas, asumiendo un cronograma que a la vez  incluía la mejora de sueldos y salarios, de la seguridad social y las condiciones laborales para la población  negra-africana.
Lo preocupante es que quienes recibieron el poder político cedido por Mandela, se han acomodado, dedicándose a la vida lujosa y aburguesada, en buena medida contemporizando con los opresores
del pueblo sudafricano y aplazando el cumplimiento del cronograma de las transformaciones socio-estructurales pactadas. Por lo cual, diferentes segmentos populares y de las clases trabajadoras, a través de masivas manifestaciones públicas, vienen exigiendo la continuidad de los cambios que conduzcan a una justicia social real, siendo reprimidos en forma tan brutal como durante la vigencia del régimen del apartheid. Azabache, julio-2013-3



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